jueves, 28 de junio de 2012

Conociendo a Jardiel Poncela

En la segunda evaluación de este curso teníamos programada la lectura de Cuatro corazones con freno y marcha atrás de Jardiel Poncela. La lectura de esta obra llegaba en un momento del curso en el que yo estaba empezando a apostar por el cambio y a introducir paulatinamente las TIC en el aula. Por ello, me pareció oportuno organizar una secuencia didáctica con actividades variadas para trabajar la obra. Aunque quizá el orden de las actividades y la temporalización serían dignos de mejora (de la experiencia se va aprendiendo), el trabajo que llevamos a cabo a partir de esta pieza teatral resultó bastante motivador para los alumnos.

Comenzamos la secuencia introduciendo el género en cuestión a través de la lectura de diferentes fragmentos que abarcaban los principales subgéneros teatrales y que variaban entre el monólogo y el diálogo. Aunque esta primera sesión se centró en la lectura y disfrute de los textos, cuando terminábamos de leer cada uno, realizábamos breves comentarios para centrar la atención en algunos aspectos, sobre todo formales.

Tras esta introducción al género, continuamos con una lectura dramatizada de Cuatro corazones... que llevamos a cabo en varias sesiones consecutivas (me ha resultado llamativo que la lectura dramatizada de las obras teatrales, tanto en 1º como en 2º, haya sido valorada por muchos alumnos como su actividad favorita del curso). Después, para afianzar la comprensión del texto, vimos en clase la adaptación de la comedia realizada para Estudio 1 de TVE. 

Antes de haber leído la obra y haber visto la adaptación televisiva, había presentado a los alumnos en el blog de aula el guión del trabajo que debían llevar a cabo por grupos de tres personas (http://enpiedelengua2.blogspot.com.es/search/label/Teatro). Para la creación del mismo tomé varias ideas de la propuesta de Lourdes Domenech para trabajar la obra Bajarse al moro. He de decir que, no sé muy bien si por falta de hábito o por errores en el planteamiento, los alumnos encontraron dificultades para trabajar bien algunos de los apartados, si bien aquellos que requerían más imaginación y creatividad resultaron bastante o muy satisfactorios en la mayoría de los casos. 

Por otra parte, quiero destacar el apartado que se centraba en los celuloides rancios o cómicos, pues seguramente sea el más original del trabajo. Mientras leía la biografía de Jardiel que aparecía en la edición de Cuatro corazones... de Vicens Vives, descubrí una faceta para mí todavía desconocida del autor madrileño y se me ocurrió que podría dar juego para trabajarla en el aula (me refiero, lógicamente, a los celuloides). Así, me puse a investigar en la red hasta dar con la siguiente joya cinematográfica con la voz del propio escritor. 


Se la puse en clase a los alumnos y después comentamos su relación con muchos vídeos de humor que se realizan desde hace años en la televisión española y en la red. A casi todos se les iban ocurriendo ejemplos de celuloides modernos. 

Finalmente, eran ellos quienes debían llevar a cabo sus propios celuloides. Optamos por utilizar el vídeo original y crear nuestras propias cartas, lo cual nos sirvió también para repasar de manera práctica los registros lingüísticos que habíamos visto en la 1ª evaluación.


Se me ocurren muchas otras posibilidades para trabajar el tema de los celuloides rancios y espero poder ponerlas en práctica en futuras ocasiones, pues creo que es una actividad que, bien planteada, puede ser muy motivadora y divertida para los alumnos y muy enriquecedora para trabajar algunos objetivos curriculares.

Por último, me gustaría compartir también otras aportaciones de los alumnos en esta secuencia didáctica:
  • Escritura teatral (final alternativo para la obra Cuatro corazones con freno y marcha atrás):


  • (Música: Danza del Terror, de Manuel de Falla)

  • Coloquios sobre las ventajas y desventajas de la vida eterna y la vida al revés ("descumplir años" a lo Benjamin Button):
  • Opiniones sobre la temática de la obra:


  • (Música: Humoresque, de  Antonín Dvořák)

  • Las aportaciones de otros alumnos en nuestro blog de 2º

miércoles, 27 de junio de 2012

La poesía: una experiencia motivadora

En la tercera evaluación del curso recién terminado nos tocaba trabajar la poesía. La verdad es que en un primer momento no se me ocurría cómo poder introducir este contenido en un grupo de alumnos que ya a principio de curso había expresado su aversión a este género cuando empezamos a hablar sobre las diferentes manifestaciones literarias. De hecho, tuve que comenzar presentando la poesía como "un contenido que casi todos rechazaban por miedo y, en el caso de la mayoría de los chicos, incluso por considerarlo algo poco masculino" y enseguida supieron lo que íbamos a trabajar.

Fue en esa primera sesión cuando les expliqué la tarea que íbamos a llevar a cabo y todo lo que iba a implicar y sus caras y expresiones fueron, nunca mejor dicho, un auténtico poema. Se trataba de realizar su propio montaje de vídeo poético en el que mezclarían imagen, música y recitado. Pensé entonces, al observar sus reacciones, que lo iba a tener realmente crudo con este tema. No paraba de darle vueltas a la cabeza pensando cómo conseguían motivar a sus alumnos en la materia poética otros de los profes a los que había leído en la blogosfera. Sin embargo, y a pesar de que estoy seguro de que habría muchos aspectos que revisar y mejorar en la manera de abordar este contenido, la evolución de la secuencia didáctica que realizamos sobre poesía fue de lo más sorprendente (para bien). No sé muy bien cómo, pero poco a poco los alumnos se fueron motivando, hasta el punto de que uno de los grupos de compensatoria pidió a su profesora unirse a nuestro grupo en esta tarea y trabajamos juntos.

Me gustaría destacar que esta actividad consiguió implicar en la poesía a todo el alumnado, si bien es cierto que sospecho que su idilio con este género literario, por el momento, ha durado lo que las sesiones dedicadas a él en clase (aunque tampoco puedo saber a ciencia cierta si algún alumno o alumna se ha animado a leer algo más de poesía a partir de estas sesiones). Sin embargo, uno de los aspectos más positivos es que este proyecto consiguió que alumnos que normalmente tienen serias dificultades en la asignatura realizasen muy buenos trabajos, se motivasen, se sintiesen orgullosos y obtuviesen notas a las que no están habituados, es decir, que el planteamiento de la tarea también logró que las diferencias que en otras ocasiones se muestran de forma palmaria pasasen desapercibidas en esta ocasión.

Una buena muestra de la implicación y la motivación del alumnado en esta tarea fue su valoración de la misma en una encuesta que realicé a final de curso sobre la asignatura y la manera de impartirla. En ella se incluían cuestiones para puntuar las actividades y proyectos realizados a lo largo del año. En la siguiente tabla se puede comprobar la visión de los alumnos sobre esta tarea.
Además, en una pregunta de respuesta libre que pedía que se eligiese la actividad del curso que más les había gustado explicando el porqué, un 25% del alumnado se decantó por esta (algunos eligiéndola en solitario y otros seleccionándola como la mejor junto a otra). A continuación, os copio algunas de sus valoraciones: "Los videopoemas, porque me ha resultado muy interesante esa forma de practicar la poesía y me encantan los trabajos en los que tenemos que usar herramientas informáticas"; "Los videopoemas, porque ha sido una experiencia que nunca había realizado y porque me parece interesante hacer un trabajo con un programa informático"; "Los vídeopoemas debido a que está bien saber relacionar imágenes con palabras"; "hacer el vídeo de un poema, ya que me divertí con mi grupo"; "los videopoemas, ya que debíamos montar nuestro vídeo como los productores de cine".

Por otra parte, cabe destacar que los alumnos tuvieron la opción de realizar actividades voluntarias relacionadas con la poesía. Algunos se animaron a decorar sus cuadernos con algún caligrama y otros optaron por memorizar los poemas y recitarlos ante la clase e incluso se dejaron grabar recitando para luego compartir los vídeos en el blog: http://enpiedelengua1.blogspot.com.es/2012/05/recitacion-poetica.html


¿Cómo se desarrolló la secuencia didáctica?
En la primera sesión, introdujimos la poesía con el vídeo en clave de humor compartido en YouTube por el IES Bovalar y con un fragmento de El club de los poetas muertos que llamó bastante su atención y suscitó reacciones de lo más variopintas. Después, además de explicar todo lo que íbamos a hacer a lo largo de nuestras sesiones poéticas, leímos algunos versos, escuchamos un par de versiones musicales de poemas conocidos y vimos algún vídeo que mezclaba imagen, música y recitación, lo cual les sirvió como modelo de lo que deberían hacer más adelante. http://enpiedelengua1.blogspot.com.es/2012/04/no-temais-son-solo-versos.html

En la siguiente sesión, dedicamos la primera parte de la clase, trabajando por parejas, a la selección de poemas de una antología que preparé a partir de poemas extraídos de diferentes páginas. La segunda parte fue para la recitación en voz alta de los poemas que habían elegido previamente. Aprovechamos esta actividad para realizar una primera evaluación de la recitación a partir de una rúbrica creada para la ocasión e inspirada en otras compartidas en la red por Lourdes Domenech y Antonio Solano. También yo iba haciendo indicaciones a quienes recitaban de cara a la mejora para las siguientes sesiones. Por otra parte, al haber seleccionado ya cada grupo el poema con el que querían trabajar, se les pidió buscar en casa imágenes relacionadas con el contenido del poema que les pudiesen servir para crear el vídeo, así como elegir la música de fondo para el mismo.

En la tercera sesión, realizamos una pequeña introducción a algunos conceptos de métrica básicos y al comentario de algunos poemas que respondían a diferentes estructuras, centrándonos principalmente en lo que les sugerían. Dedicamos la mayor parte del tiempo al comentario del poema Estados de ánimo de Benedetti, del que surgieron interesantes interpretaciones. La intención era que esta sesión también les pudiese servir de ayuda para la búsqueda de las imágenes relacionadas con los poemas que habían seleccionado para sus vídeos. Por último, debían realizar en casa una propuesta de escritura poética por imitación a partir del mencionado poema del uruguayo. A esta actividad no pudimos dedicarle luego más tiempo, por lo que los resultados fueron muy variados. Hubo alguna propuesta muy interesante en cuanto a las imágenes que se sugerían, pero en general sus escritos presentaban muchas carencias por la falta de una revisión y una mayor dedicación en clase.

En la siguiente sesión volvimos al tema de la recitación, en este caso para realizar las grabaciones de voz para el vídeo. Para que el sonido de las grabaciones no se viese afectado por el ruido de la clase, cada pareja de alumnos debía salir a grabar a un único ordenador mientras los demás permanecían en silencio escuchando y valorando. Esta recitación, al ser la definitiva para la grabación, requería haber practicado en casa, siguiendo las indicaciones que habíamos realizado en clase. No obstante, en algunos casos, los nervios obligaron a repetir algunas grabaciones.

Para terminar, dedicamos otras dos sesiones en el aula de informática para realizar el montaje final de los vídeos. Posteriormente, en el blog de aula se realizó una encuesta para valorar cuál de todos los vídeos realizados había gustado más a los alumnos. Aquí os dejo el vídeo ganador y el subcampeón (según el criterio de los alumnos), junto a los enlaces para poder ver el resto de vídeos (algunos especialmente recomendables).








TODOS LOS VÍDEOS EN NUESTRA CUENTA DE YOUTUBE (AL PRINCIPIO): http://www.youtube.com/user/enpiedelengua?feature=results_main

PS: También en 2º de ESO dedicamos algunas sesiones a la poesía. No resultó posible un trabajo tan a fondo como el de 1º de ESO, pero sí se realizaron propuestas interesantes. Por una parte, algunos se animaron con los caligramas a partir de poemas de diferentes épocas. Otros se animaron a escribir en sus cuadernos creaciones propias basándose en diferentes subgéneros poéticos. Finalmente, realizamos la lectura recitada de poemas de diferentes épocas elegidos por ellos y la grabamos para el blog. La calidad no es demasiado buena, pero la experiencia les sirvió para afrontar el miedo a las cámaras.

miércoles, 20 de junio de 2012

Los autorretratos (o cómo conocernos un poco más y mejor)

Desde que me incorporé a la labor docente de manera profesional, mi primera gran experiencia didáctica relacionada con la escritura surgió a partir de los textos descriptivos. 

Hasta entonces me había centrado bastante en el libro de texto y, aunque habíamos realizado alguna pequeña tarea de escritura, no había sido en las mejores condiciones, pues la había planteado en una sola sesión, a modo de examen y sin revisión posterior por parte de los alumnos. Había dejado de lado, quizá por la inseguridad de los inicios, mis aprendizajes sobre la escritura en el aula, que habían venido de la mano de Maxi de Diego y de mis lecturas sobre este tema en obras de Cassany, Lomas y algunos profes blogueros.

Sin embargo, decepcionado de mí mismo por el excesivo apego al manual y preocupado por la deriva que podían tomar mi carrera profesional y, sobre todo, mis ilusiones y expectativas educativas, decidí dar mis primeros pasos hacia el cambio educativo que desde tantos siglos atrás se ha venido promoviendo (ya por el XVII Comenio defendía aquello de "aprender haciendo") y empecé a complicarme un poco la vida en cuanto a horas invertidas en preparación de clases.

Así, surgió la idea de darle un poco de dinamismo al tema de la descripción y, basándome en diversos materiales compartidos en la red por excelentes docentes, di forma a una secuencia didáctica sobre la descripción, que culminaría en la escritura de un autorretrato (me parecía un tipo de texto bastante apropiado para un curso como 1º de la ESO, en el que se conocen nuevos compañeros y profesores, no solo como herramienta de conocimiento mutuo, sino también personal). Fue esta secuencia didáctica la que luego daría pie a la creación de mis blogs de aula en y de la ESO, con el fin de poder compartir en la red el trabajo llevado a cabo en el aula y que los alumnos encontrasen una recompensa al esfuerzo realizado a través de la publicación de sus autorretratos. A su vez, el blog se convertiría en el paso previo para comenzar a utilizar con frecuencia el aula de informática en mis horas de clase (algo que, no me digáis por qué, motiva mucho a todo el alumnado).

Como no podía ser de otra manera, esta primera propuesta un poco más seria vino acompañada de numerosos quebraderos de cabeza y de múltiples errores en el planteamiento (consecuencias achacables a la falta de experiencia). Así, una vez terminada, fui consciente de que había llevado a cabo un trabajo quizá excesivamente largo en cuanto a duración, pues nos ocupó alrededor de cuatro semanas (bien es cierto que aprovechamos no solo para trabajar la descripción sino también el adjetivo y algunas figuras literarias). Además, se me presentaron serias dificultades a la hora de realizar la valoración del trabajo realizado, a la hora de evaluar la escritura y establecer unos criterios claros y a la hora de acompañar a los alumnos en el proceso de escritura. En todos estos últimos aspectos, he de decir que aún sigo rompiéndome bastante los sesos (y creo que lo seguiré haciendo durante mucho tiempo). El tema de la evaluación y la mediación como docente en los procesos de aprendizaje de los alumnos me resulta extremadamente complejo y, aunque me han ayudado sobremanera las lecturas sobre el asunto en la red y fuera de ella, continúo siendo un mar de dudas a este respecto.

En cuanto al desarrollo de las sesiones, lo primero que hicimos fue introducirnos en el tema a través del excelente LIM sobre la descripción creado por el profesor Manuel Guerrero. Después, en las siguientes sesiones, entregué a los alumnos un documento con breves textos pertenecientes a los diferentes tipos de descripción para su análisis. Más tarde, introdujimos el trabajo sobre los adjetivos y lo relacionamos con algunos de los textos trabajados. El siguiente paso fue una entretenida tarea por grupos. Con una disposición en el aula adecuada para ello, cada miembro del grupo (formado por cuatro personas) disponía de una hoja en blanco y una imagen que yo había repartido previamente. La tarea consistía en ir describiendo las imágenes en rondas de dos o tres minutos e ir intercambiándolas con el compañero de al lado cuando yo daba la señal. Para ello, había que cumplir unos requisitos: por un lado, en cada ronda debían ceñirse al tipo de descripción indicado (topografía, prosopografía, etopeya o caricatura) y, por otro, al recurso literario correspondiente a dicha ronda (enumeración, metáfora, hipérbole o comparación). La actividad resulto muy dinámica y dio unos resultados muy sorprendentes. Tristemente, mi posterior corrección para poder publicar los resultados no fue correspondida con la consiguiente entrega de las versiones definitivas de los alumnos (muy poquitos se animaron) y los resultados no pudieron ser publicados. Precisamente, este aspecto de las segundas correcciones y las versiones definitivas es uno de los que me están resultando más difíciles, pues no consigo transmitirles la importancia de revisar bien su trabajo y ni siquiera yo tengo muy claro cómo organizar los tiempos de las correcciones, pues, generalmente, cuando les entrego los textos con indicaciones y errores marcados, ya estamos sumidos en otra secuencia didáctica y resulta difícil compaginarlo. Supongo que me queda mucho por delante para ir descubriendo mejoras y aprendiendo en este sentido.

Para terminar, como ya había señalado, dedicamos dos sesiones a la escritura de los autorretratos. Para organizar el trabajo tomé como referencia una reconocida webquest de Silvia González, aunque en nuestro caso los autorretratos los realizamos en prosa. Esta vez sí que conseguí que la mayoría devolviesen las versiones definitivas de sus autorretratos, si bien es cierto que no las entregaron el 100% de los alumnos (sí que habían hecho el primer borrador todos). Lo que tampoco me dejó convencido fue el método de corrección utilizado, pues creo que fue demasiado exhaustivo (y esto es algo que aún no he sabido mejorar) y me llevó más tiempo de la cuenta. De cualquier modo, los que os muestro a continuación fueron los resultados de esta actividad a la que creo que debo introducir numerosas mejoras en el futuro si decido repetir (algunos de los textos contenían fotos que los hacían más completos, pero decidí no subirlas a la red por cuidar la privacidad).


PS: En las próximas entradas trataré de ser más breve. Me cuesta resumir tantas impresiones, dudas y reflexiones sobre mis inicios como docente.

martes, 12 de junio de 2012

Primeros pasos

Mi nombre es Javier y soy un profesor de Lengua castellana y literatura en ciernes, recién estrenado en el desafiante mundo de la educación secundaria. Aunque parezca extraño, he llegado hasta aquí después de haber realizado el Bachillerato por Ciencias y tras licenciarme en Traducción e Interpretación. Los motivos de tal cambio de aires se fundamentan en que ninguna de las disciplinas científicas ni la propia carrera de idiomas lograron cautivarme por completo. Sí lo hizo, sin embargo, una formación para una profesión a la que he llegado casi por descarte, un poco por casualidad, un poco por no haber conseguido definir mi rumbo previamente: se trata de la Enseñanza, más en concreto, de la enseñanza de la Lengua castellana y la Literatura. 

Siempre había mantenido una especie de idilio académico con esta asignatura, de la que, no obstante, desconocía la infinidad de posibilidades didácticas y metodológicas que albergaba. En cambio, jamás me había planteado dedicarme a ella de manera profesional. Tuvo que ser la casualidad la que, cuando en septiembre de 2010 solicité plaza en el Máster de Formación del Profesorado de las diferentes universidades públicas madrileñas, me sorprendiera con la noticia de que en la UAH me admitían, pero por la especialidad de Lengua castellana y literatura. Me habían aceptado también en otras universidades mucho más cercanas a la zona donde vivía, pero debería cursar el posgrado por la rama de los idiomas. Tras pensarlo durante algunos días y a pesar de la distancia que me separaba de la facultad de Alcalá donde debía asistir a las clases (una hora y media de ida y otra de vuelta cada día), decidí optar por esa oportunidad que se me había presentado tan sorpresivamente. Hoy estoy convencido de que ha sido una de las decisiones más acertadas que he tomado a lo largo de mis días.

Sin embargo, no sería justo atribuirle todo el mérito de esta satisfacción con la decisión tomada a la simple casualidad, pues muchos han sido los nombres que me han llevado a sentir verdadera pasión por esta tarea tan difícil de mediar en el aprendizaje lingüístico y literario de jóvenes en plena formación.

En primer lugar, habría que nombrar a aquellas personas que en mi etapa de escolarización obligatoria me empezaron a hacer intuir que había en mí un resquicio aún no explorado en el que podría encontrar una motivación desconocida. Ya en la universidad, en una carrera con muchos puntos en común, pero también muchas diferencias con la lengua castellana y la literatura, me topé con otras personas que fueron reforzando en mi interior de manera imperceptible ese amor todavía no identificado (por encima de todos, Santiago Urbano). En medio de ese trayecto "traduttore, traditore" fue clave una estancia en Francia y un tipo que consiguió agrandar mi "pique" literario gracias a una verborrea que denotaba demasiados libros a sus espaldas. Sin embargo, mi travesía hacia la docencia lingüística y literaria alcanzó el clímax en el Máster de Formación del Profesorado, donde dos figuras fueron decisivas para convencerme de que había acertado en mi decisión: Joaquín Rubio y Maximino de Diego. El primero, porque es uno de esos hombres profundamente sabios y buenos de los que solo se puede aprender y a los que tan difícil es encontrar en una sociedad tan desgastada por los "productos estrella". Habría que añadir que es de esos hombres a los que podrías estar escuchando horas y horas sin perder entusiasmo, de esos pocos profesores capaces de transmitir hablando ellos solos. Además, porque también se podría decir que su persona es sinónimo de "literatura". El segundo, porque fue quien me mostró la senda de las metodologías "alternativas", es decir, esas que deberían ser las más frecuentes en las aulas y, sin embargo, siguen siendo bastante excepcionales hoy en día. Con su experiencia y sus recomendaciones, Maxi me abrió las puertas a un mundo didáctico hasta entonces bastante ignorado por mí, que me ha ido llevando desde aquel momento de unas lecturas a otras y me ha facilitado conocer infinidad de experiencias y consejos de otros docentes. Gracias a él llegué al que sin duda se ha convertido en uno de mis principales "ídolos" docentes, un pilar básico para cualquier docente de Lengua castellana y literatura. Hablo de Juan Sánchez-Enciso. Con él se inició un nuevo apartado en mi formación: el de esos hombres y mujeres a los que no tengo el placer de conocer, pero que han sido igualmente decisivos en mi vocación docente lingüística y literaria. Su obra (Con)vivir en la palabra se ha convertido en uno de mis libros de cabecera. Todo lo que se desprende de él es lo que espero que, antes o después, acabe impregnando mi labor docente (aunque sospecho que alcanzar su nivel será misión casi imposible). Con él, fueron llegando referencias a otros como Cassany, Pennac o Zayas y, después, el salto a los blogs, donde la cantidad de docentes dignos de admiración es innumerable: Antonio Solano, José Hernández, Silvia González y muchísimos más. Sin embargo, con el debido respeto a todos ellos, sobresale para mí un nombre: el de Lourdes Domenech. La experiencia compartida por esta profesora me produce auténtica fascinación por su calidad y su creatividad.

En resumidas cuentas, siempre hay nombres que son más decisivos que otros para que uno tome ciertas decisiones y adquiera ciertas perspectivas profesionales y vitales y los que he destacado han sido indudablemente algunos de ellos. Probablemente, me deje en el camino muchos otros que hayan sido también fundamentales (y quizá yo no haya sido tan consciente de ello), pero la memoria siempre es algo injusta. No puedo terminar, sin embargo, sin citar otros muchos nombres que, aunque no de manera tan directa, también me han traído hasta aquí, pues más que en mi vocación docente han sido determinantes en mi vida, en lo que soy hoy en día (y como lo uno no puede ir separado de lo otro...). Hablo, por supuesto, de mis padres, mi hermana y el resto de mi familia y de tantos y tantos amigos y amigas (de León, de Otero de Curueño, de Madrid, del cole, de la carrera, de la resi, del Erasmus, del Máster...) a los que no sería justo citar de manera individual, pues podría caer en el error de dejar fuera de la lista a alguno de los importantes por mero despiste.

Finalmente, no habría podido llegar a todas estas conclusiones todavía si el pasado verano no me hubieran brindado la posibilidad de comenzar el primer capítulo de mi aventura docente en un colegio del centro de Madrid, de nombre María Inmaculada. Gracias a esta oportunidad, he podido convencerme plenamente de todas las impresiones y sensaciones que albergaba sobre la docencia y, sobre todo, he podido empezar a poner en práctica tantos y tantos aprendizajes. Es en el día a día donde empiezas a medir las posibilidades de lo que has ido aprendiendo, donde te das cuenta de tus carencias, pero también de tus progresos y donde realmente aprendes a SER. A ser en el más amplio sentido del verbo, porque la experiencia humana que se vive a pie de aula no tiene parangón. Y todo gracias a esas personas que se sientan enfrente de ti. Ellos son la auténtica razón de ser de la enseñanza. Por ellos está uno donde está, porque ser profesor es una entrega y un aprendizaje compartido. Por eso, es a mis alumnos a los que quiero terminar atribuyendo mi amor por la docencia, porque son ellos y ellas, a pesar de todas las dificultades que surgen cada día, los responsables finales de que en esta primera entrada del blog diga todas estas cosas*.

¿A qué viene todo esto?

No estoy seguro de que fuese necesaria toda la introducción anterior (salvo por las menciones a quienes me empujaron por este sendero de las palabras), ya que, al fin y al cabo, si hoy me incorporo a la blogosfera no es para soltar una retahíla sobre mis vaivenes vitales, sino para compartir parte del trabajo que llevo a cabo en el aula, parte de mis miedos e inquietudes como docente, parte de mis muchas dudas por resolver en este mundillo y parte de mis aprendizajes diarios, es decir, que este blog solo trata de unirse como uno más a los numerosos blogs docentes que pueblan la red, tan variados y tan ricos en conocimientos, experiencias y propuestas. No tengo, por lo tanto, ninguna pretensión mayor que la de convertir esta bitácora en un vía de comunicación y generosidad docente que me permita APRENDER, que es el único objetivo real por el que se origina esta andadura que no sé por dónde me llevará, hacia dónde ni hasta cuándo.

Sea lo que sea, aquí da comienzo una aventura a la que, tras mucho exprimirme el cerebro, he decidido bautizar como En pie de lengua (se puede observar que aunque me exprima mucho el cerebro, las naranjas que hay en él tienen no tienen demasiado zumo). Con este título trato de transmitir la importancia de una asignatura como la nuestra para defender siempre la palabra como la única arma de la que valernos ante cualquier adversidad que se nos presente, es decir, pretendo reflejar mi convicción de que debemos estar siempre preparados para combatir usando exclusivamente la lengua, de que debemos estar por tanto en pie de lengua, más que en pie de guerra, tanto en el aula, como en la vida (como diría Sabina: «que el diccionario detenga las balas»).

Poco más puedo añadir para empezar. Gracias por vuestra paciencia y consideración a los que habéis aguantado leyendo hasta el final y bienvenidos.


*Pido disculpas por haber convertido la anterior parrafada en algo parecido a la recepción de un premio en la que no te puedes dejar en el tintero a nadie.