martes, 14 de mayo de 2013

Entrena como ellos si vives como ellos

Como cada mañana, salgo de la boca del metro y acometo el tramo final de mi trayecto desde mi casa a mi lugar de trabajo (una calle y media aproximadamente). En ese paseo adelanto o me adelantan algunas caras conocidas que se dirigen al mismo lugar que yo. Voy pisando los talones de una de ellas y me fijo en que va caminando despacio porque está absorta en un volante publicitario. Reconozco en él el escudo del Real Madrid. El rostro del chaval que lo lee detenidamente denota un interés que resultaría impropio en cualquier lectura que vaya a realizar en las horas siguientes en el aula y proyecta una ilusión que hace intuir una mente en pleno proceso de ensoñación. Pienso que la escena podría recogerse en una fotografía bastante interesante en estos tiempos, con el pie de foto "Era un niño que soñaba" y muchas posibles interpretaciones.


En pocos segundos, adelanto al chaval, olvido el pensamiento y continúo dirigiéndome a mi centro de trabajo. Al llegar, en la puerta veo a un joven repartiendo octavillas. Me suele molestar bastante el reparto de publicidad a la entrada de lugares de trabajo como el mío, pero cuando transito por delante, el joven me corta el paso con el papel y opto por cogerlo. Me fijo en que antes ha hecho lo mismo un grupo de alumnos con los que tengo clase a primera hora. Al franquear la segunda puerta del centro, uno de ellos me ve y me dice: "Javier, deberíamos trabajar más con noticias como esta que nos acaban de dar, que son las que de verdad nos interesan". Le aclaro que no se trata de una noticia, sino de publicidad y le doy en parte la razón, lo cual me lleva a planificar rápidamente una improvisación (valga el oxímoron). Aunque cuando toque el timbre vamos a empezar a trabajar las variedades del español, decido dedicar los primeros minutos de clase a esa "golosina" que nos han entregado en la puerta.

Comienzo la clase mostrando la hojita publicitaria. Pregunto qué es, quién es el emisor y a quién va dirigido: "a nosotros (chicos y chicas)", contestan unos cuantos. Les pido que identifiquen el eslogan: ¡Entrena como ellos y vive la experiencia Campusvirtual! (debajo fotos de Ronaldo, Casillas, Verdasco...). Les gustaría vivirla, en general, aunque algunos dicen, medio en broma, que "no porque es del Real Madrid" (que no es su equipo); otros replican que tampoco es el suyo pero sí les gustaría. Les planteo que esa publicidad ya ha conseguido, con ellos, algunos de sus objetivos y leo un poco más: el texto en el que se explican los valores que trata de transmitir el Real Madrid a través de esa experiencia y el resto del contenido de la octavilla. Voy a repetir una pregunta ("¿a quién va dirigido?"), pero un alumno muy avispado comenta: "lo que no dice es el precio". "¡Ah! Pero... ¿no es gratis?", pregunta inocentemente otro. Sonrío. Les hablo de un elemento fundamental en toda publicidad: lo que no se dice (más tarde algunos se quejarán de que querían timarlos pero otro corregirá argumentando que la publicidad no estaba mintiendo, solo ocultando). En la parte de detrás de la octavilla habla de tarifas pero sin  indicar precios. Se informa de que hay una tarifa preferente para quienes tienen algún tipo de vinculación con el Real Madrid y una tarifa general para el resto. Ahora sí, les vuelvo a preguntar: "¿a quién creéis que va dirigida realmente esta publicidad?" Ya hay más dudas. Saben que dependerá del precio. Alguno se atreve a aventurar, no sin ingenuidad, cuál será la cifra de la tarifa, "por lo menos 30 euros", y al pronunciar esas palabras está dando por hecho que esa cantidad ya no van a poder pagarla él ni otros compañeros y es que muchos no pueden permitirse siquiera costear los gastos de una actividad en horario escolar que supone la cuarta parte de esos 30 euros (huelga decir que ese gasto corre a cargo del centro). Les digo que vamos a entrar en la web para consultar las tarifas y proyectamos esto: TARIFAS. Caras de sorpresa. Comentarios: "eso aquí no lo puede pagar nadie". Tripito la pregunta: "¿a quién va dirigida realmente esta publicidad?" 

A continuación, hago una reflexión sobre los valores que trataba de vendernos la publicidad asociados al club de fútbol y les advierto de que no deberían extrañarse si en algún momento se topasen con una noticia del tipo: El Real Madrid muestra su cara más solidaria pagando el campus de verano a un niño que no podía permitírselo por la crisis (no pretendo con esto negar todo valor a los gestos solidarios de las élites). Después, les vuelvo a plantear si el club ha pensado en familias como las suyas. Alguno dice que no entiende cómo en un colegio como el nuestro alguien se ha puesto en la puerta para dar esa publicidad si prácticamente ninguno de los alumnos puede permitírselo. Le respondo que muy probablemente se debe a la zona en la que se encuentra nuestro centro, que puede hacer pensar en colegios que seleccionan al alumnado por lo abultada que está la cartera de sus padres. Les comento que seguramente no hayan ido a repartir esa publicidad en centros que se sitúen en barrios con otras características. Zanjamos el tema y pasamos a hablar de las variedades de la lengua.

Al volver, después, caminando por el mismo trayecto del principio, me acuerdo del chaval y su ilusión. Un chaval que no es una excepción en nuestro centro. Uno de los que no se pueden permitir el campamento de verano de uno de los clubes de fútbol más importantes del mundo. Pero le pusieron el caramelo delante de los ojos con la crueldad de quien sabe que el otro no lo podrá probar.

Esta es la sociedad en la que vivimos, no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta del profundo significado de estas escenas cotidianas. Los mismos que ejercen su "derecho al veto" reciben a diario las alabanzas de los que son "vetados". Padecemos una profunda crisis que no se inició en 2008, sino mucho antes. Una crisis sistémica de origen remoto pero en auge en la actualidad. Por ello, es necesario promover una conciencia crítica en los ciudadanos del mañana (ya del hoy, en realidad). Es necesario tratar la realidad en clase, por mucho que nos asfixie el currículo. Tenía razón mi alumno en que había que hablar de esa "noticia".

Por cierto, se me olvidaba decir que mis alumnos convinieron conmigo en que el verdadero eslogan de ese "panfleto" (que seguramente será un término más apropiado para la hojita dichosa), por si en el grandioso club de fútbol están a tiempo de rectificarlo, debería ser: Entrena como ellos si vives como ellos.


PS: Hago constar, para que nadie interprete que intento sentar cátedra, que el texto no está exento de un punto de hipocresía, pues soy futbolero y seguidor del equipo mencionado arriba (aunque he de confesar que cada vez menos). Actualización 18/05/2013: Sin embargo, ayer se me quitaron las ganas de "finalísima" gracias al notición del día, que, a pesar de ser de una importancia vital para el devenir de nuestro país, quedaría relegado a un segundo plano informativo por mor del esférico que nubla las conciencias. Una estrategia muy inteligente la del ministro retrasar la aprobación en Consejo de Ministros de un bodrio educativo del tamaño de la LOMCE al día en que se celebraba la final de Copa. Una ley educativa que, más allá de cuestiones superficiales para alimentar el enfrentamiento de siempre entre los de abajo que piensan de una forma y los de abajo que piensan de otra, potenciará, precisamente, la distancia (en dinero, derechos y oportunidades) entre "los que vetan" y "los que son vetados" y, al mismo tiempo, normalizará más si cabe la docilidad, el servicio y los halagos de los segundos hacia los primeros (el clásico panem et circenses). En definitiva, la "consensuadísima" ley está ideada para que en días como el de ayer siga teniendo más relevancia a nivel social el enfrentamiento lúdico de unos cuantos millonarios sobre un césped que el futuro de algunas generaciones de todo un país (digo "algunas" porque confío en que permanezca poco tiempo en vigor la ley que comienza rezando que "la educación es el motor que promueve la competitividad en la economía..."), está ideada para que el desarrollo de la conciencia crítica de la que hablaba más arriba en este post no tenga cabida en las aulas y, en consecuencia, está ideada para que nadie diga "esta boca es mía"...