domingo, 16 de diciembre de 2012

#Poema27

Hace 85 años tenía lugar en Sevilla la conmemoración del tercer centenario de la muerte de Góngora. Este acto, que reunió a algunas de las figuras más relevantes de la poesía vanguardista, fue el germen de la denominada Generación del 27

Desde hace algunos años, por estas fechas, Toni Solano propone desde su blog (Re)paso de Lengua un homenaje al egregio grupo de poetas. Este año no podía ser menos y, por ello, he decidido unirme con mi particular aportación. También he animado a participar a mis alumnos y creo que algunos lo harán desde sus blogs y otros grabándose recitando el lunes en clase, así que espero poder compartir sus contribuciones a través del blog y de nuestra cuenta de Twitter aún por estrenar oficialmente. Como aperitivo, estos vídeos de poetas del 27 que algunos realizaron en 1º de E.S.O. el año pasado:




En cuanto a mi aportación, para este homenaje he elegido cuatro poemas de cuatro de mis autores preferidos:
  • El primero es el poema Te quiero de Luis Cernuda, seguramente el que más me emociona de los que he seleccionado, con ese poder evocador de sus imágenes a través de una declaración de amor que quiere ir más allá de la muerte y del olvido. Llegué a él a través de Joan Manuel Serrat y su versión adaptada del poema en la canción Más que a nadie, uno de los temas que más me gusta del autor catalán y que forma parte de su disco Sombras de la china. Sin embargo, no supe que se trataba de una versión de un poema de Cernuda hasta que leí Los placeres prohibidos.
  • El segundo es el poema Herido de amor de Federico García Lorca. A este poema también llegué a través de la música, gracias a la versión de Ana Belén (es una composición de Serrat). He acompañado la recitación con una hermosa pieza para guitarra, Recuerdos de la Alhambra de Francisco Tárrega, un compositor de una sensibilidad exquisita, cuya obra me ha acompañado desde pequeño en casa, gracias a las manos de mi padre y a unas cuerdas que encontraban delicada protección en ellas.

  • (Ana Belén)
    (Joan Manuel Serrat)
  • El tercer poema es Mano entregada de Vicente Aleixandre. Lo conocí cuando leí Historia del corazón, un poemario cuya lectura me trae muy buenos recuerdos, pues supuso una experiencia de maduración en mi relación con la poesía. No sé si fue el poema que más me entusiasmó de esta obra, pero repasando algunos de los que tenía marcados como favoritos, es el que más me ha apetecido para el homenaje.
  • Por último, termino con un poema de Pedro Salinas, No quiero que te vayas, al que llegué a través de la lectura de La voz a ti debida, uno de los libros de poemas que más he disfrutado hasta la fecha. El poema elegido me transmitió muchas emociones y lo sentí muy cercano a mi experiencia personal cuando lo leí hace algún verano (creo que fue el mismo verano en que leí Historia del corazón). Ahora al releerlo, me produce distintas sensaciones, pero lo sigo sintiendo tan mío como en aquel momento.


Cernuda, Lorca, Aleixandre y Salinas, cuatro poetas que he elegido porque son los que más leído de esta generación, de la que aún me queda demasiado por conocer, experimentar y aprender. Cuatro poetas que me aportan algo nuevo o remueven algo dentro de mí cada vez que me acerco a su obra. Cuatro poetas por descubrir aun habiendo palpado ya parte de su obra. Cuatro poetas necesarios, imprescindibles. Cuatro poetas a través de cuatro poemas que se han convertido en parte de mi legado, que forman parte de mí porque les he encontrado un sentido en relación con mi experiencia personal. Eso es lo que me gustaría conseguir con mis alumnos: que se acercasen a la poesía desde el corazón, más allá de la métrica y las figuras literarias, disfrutando de cada palabra y encontrándole el sentido en su propia vida, haciendo suyo el poema.

PS: No he incluido ningún poema de Miguel Hernández, que es el poeta por el que yo empecé a descubrir y sentir la poesía (también en parte gracias a Serrat), porque mi cabeza no lo suele asociar directamente a la generación del 27 (quizá influida por mi etapa como estudiante), aunque es innegable su cercanía, pues como dijo Dámaso Alonso fue un "genial epígono" de la misma. No obstante, también aprovecho la ocasión para rendirle homenaje, pues es sin duda el poeta al que siento que más debo, por las razones antes indicadas. Así que cierro esta entrada con una versión musical del poema de las tres heridas (cómo no, también de Serrat), que me hace acordarme inevitablemente de mi madre y mi tía interpretando la versión de Joan Baez en las cálidas reuniones veraniegas con amigos. Aunque la versión familiar sea insuperable, hoy me conformaré con esta también hermosa: